viernes, 13 de enero de 2017

bloque 5.


Nombre de la actividad CUENTOS AL REVÉS Y OTRO FINAL


Había una vez una dulce niña que quería mucho a su madre y a su abuela. Les ayudaba en todo lo que podía y como era tan buena, que, el día de su cumpleaños su abuela le regaló una caperuza roja. Como le gustaba tanto e iba con ella a todas partes, pronto todos empezaron a llamarla Caperucita roja.


Un día la abuela de Caperucita, que vivía en el bosque, enfermó y la madre de Caperucita le pidió que le llevara una cesta con los ingredientes para hacer un pastel y una botella de vino. Caperucita aceptó encantada.


- Ten mucho cuidado Caperucita, y no te entretengas en el bosque.
- ¡Sí mamá!


La niña caminaba tranquilamente por el bosque cuando vio una mariquita preciosa y decidió seguirla. La mariquita se introdujo mucho en el bosque y caperucita se perdió.


Cuando Caperucita llevaba mucho tiempo perdida, comenzó a llorar. El lobo que no se encontraba muy lejos durmiendo la siesta se acercó intrigado por los sollozos. Al ver a la niñita llorar se aproximó hacia ella para intentar ayudarla, pero cuando caperucita le vio, se asustó tanto que cogió un puñado de harina y se lo arrojó a la cara. El lobo se quedó totalmente paralizado y caperucita salió corriendo. Hasta que se topó con un cazador.


Al contarle la historia se fueron los dos a dar caza del lobo, que estaba volviendo a su guarida sin poder parar de estornudar y preguntándose por qué  la niñita le había hecho travesura, si él solo quería ayudar.


Cuando el cazador y caperucita dieron con el lobo, este salió corriendo, y fue a protegerse a la primera casa que encontró, que era la casa de la abuelita. Esta al ver al lobo entrar por la ventana empezó a golpearle y a tirarle todo lo que encontró, hasta que el pobre lobo quedó inconsciente. Al despertar el lobo, estaba en un coche de policía, viendo como se reían de él caperucita, la abuelita y el cazador, y el pobre lobo solo pensaba “!si yo solo quería ayudar a que la niñita encontrara la casa de su abuelita¡”



Nombre de la actividad POEMA ABSURDO


¿Por qué los elefantes vuelan?
¿Por qué caemos hacia arriba?
¿Por qué nos secamos en el mar?
¿Por qué pisaremos el cielo?
¿Por qué dormimos haciendo el pino?
¿Por qué en los conciertos hay payasos?
¿Por qué el mar es amarillo?
¿Por qué aparco el león en la nevera?
Porque los elefantes  vuelan



Nombre de la actividad ESCRIBIR UN DRAMA


Entre 1936 y 1939 tuvo lugar la guerra civil española. Una guerra trágica para nuestra historia y para la mayoría de las familias. La guerra civil enemistó y enfrentó a hermanos contra hermanos, a padres contra hijos y viceversa y a vecinos contra vecinos. Yo os voy a contar cómo una familia salió adelante y cómo la fe jugó un papel fundamental en su supervivencia.


Toda esta historia comienza en el emblemático barrio madrileño de Chamberí, en donde vivía una familia conformada por un matrimonio, Juan y Ana y cuatro hijos Álvaro, Javier, Lucia y Blanca. Juan de profesión panadero, poseía una panadería en la que trabajaba duramente con la ayuda de su amada mujer y sus dos hijos mayores. Este oficio le dio grandes amigos, pero no le reportaba grandes ingresos, ya que Juan movido por la caridad acababa dando alimento a la gente sin que le pagaran, pero ponía una condición a cambio de esos alimentos y es que fueran dos veces por semana al sótano de la panadería, donde él y Ana explicaban y alentaban a la gente a través del evangelio.


Esta familia era católica y estaban profundamente convencidos de que tenían que difundir ese mensaje que a ellos les había hecho tanto bien. Aquí surge el
problema, y es que en Madrid había una gran persecución de los católicos por
el bando republicano y el hecho de que lo fueses era motivo suficiente para conseguir un lugar en el temido paredón.


Ana la verdad vivía con miedo a que pudieran descubrirles y llevarles al paredón, no tanto por ella si no por sus hijos que eran lo que más quería. Este miedo era tal que les pedía que se quedaran en casa cuando Juan y ella daban las charlas en el sótano de la panadería. Y de vez en cuando le preguntaba a Juan si estaban haciendo lo correcto y si merecía la pena correr semejante riesgo. Juan a esto siempre le contestaba lo mismo con un gesto de gran cariño en la cara; Ana confía en Él porque la providencia dirá, y comenzaban a hablar de la suerte que habían tenido de haberse conocido y haber podido formar esa gran familia que tenían fruto de su amor.


Fueron transcurriendo los meses y cada vez acudía más gente a las charlas que daban Juan y Ana, ya no tanto por la comida que les daban si no que esos coloquios eran un rayo de esperanza ante una situación dura y difícil. Este hecho acabó por llamar la atención del bando republicano que comenzó a investigar y preguntar qué era lo que ocurría ahí, y por mucho que preguntaban nunca obtenían respuesta.


Al no obtener una respuesta decidieron seguir a Juan y observar que hacia el hombre que tanto les intrigaba. no encontraban nada extraño iba de la panadería a su casa y de su casa a la panadería, lo que hizo que se enfadaran aún más.


A todo esto, un día que Juan iba solo andando por la calle vio en el suelo un crucifijo de madera de unos treinta centímetros, sin muchos adornos, solo la cruz de madera en el sucio suelo de las calles de Madrid. No pudo soportar ver tirado y olivado ese signo que para él significaba tanto y lo cogió, guardándolo en su abrigo, con tan mala suerte que al doblar la esquina se encontró con la patrulla que le andaba vigilando y le dijeron que le iban a cachear para ver si llevaba algo que no pudiese.


En ese momento Juan se acordó de la cruz y pensó que ese era su fin, pero que tan buen fin pensaba, luchando por el motor que movía su vida. A todo esto, la patrulla lo registró de arriba abajo y sin encontrar nada. Juan estaba atónito no podía creerlo, es como si el crucifijo de treinta centímetros hubiera desaparecido momentáneamente, mientras le cacheaban.


Volvió a casa desencajado, sin comprender como había ocurrido eso y cómo  podía seguir vivo. Nada más llegar a casa Ana, le vio en los ojos que algo grave le había ocurrido y lo llevó a su habitación para preguntarle. Juan todavía atónito se lo contó a Ana, a lo que ella sonrió y le dijo: Juan lo que acabas de vivir es un milagro, y al instante cogió y colgó el crucifijo encima de su cama al lado de un cuadro de la virgen que tenían. Juan en ese mismo instante rompió a llorar y abrazó a su mujer, todavía sin llegar a comprender cómo podía seguir vivo. No era capaz de comprender porque él merecía semejante milagro, pero entendió claro que si eso le había ocurrido a él era porque tenía que seguir con su cometido de ayudar y difundir ese mensaje de alegría.


A partir de ese momento a Juan y Ana se les cambió el gesto en el rostro, tenían un gesto que transmitía paz y alegría. Los dos eran conscientes de que
Juan había recibido el milagro de la vida dos veces en su vida, el día que nació y el día en el que evitó ser fusilado.


Pasaron los días y esta familia volvió a la normalidad, Juan, Ana y sus hijos mayores trabajaban en la panadería y las pequeñas estudiaban en casa. Y dos días en semana Juan y Ana hacían esos coloquios de los que la gente salía con una actitud diferente, salían con algo que en aquella época era muy raro ver, salían con esperanza.


Un día como otro cualquiera todo volvió a cambiar para esta familia, mientras comían sonó la puerta y al abrir encontraron que era la patrulla que investigaba a Juan y dos generales del bando republicano que venían a registrar la casa con el fin de encontrar el mínimo indicio para poder llevarse a la familia al temido paredón. Revolvieron toda la casa y los dos generales se dirigieron antes de marcharse al cuarto de Juan y Ana, donde Juan recordó de inmediato el cuadro de la virgen y el crucifijo, los únicos indicios que podían encontrar ya que todo lo demás estaba escondido en un doble fondo del suelo del salón. Juan acompañó a los generales a su cuarto con el fin de negociar que solo fuese él el que pagase la pena y al entrar volvió a quedarse atónito al ver las caras de los dos generales. Estaban completamente fijas mirando el crucifijo y el cuadro de la virgen, pasó un minuto y los generales no movían la mirada, ni decían nada. Juan no podía creerlo, no sabía qué hacer. Juan no podía soportar más la tensión, y de repente uno de los generales se giró hacia él y le preguntó ¿está usted dispuesto a morir por lo que cree y defiende?
A lo que Juan respondió con coraje Sí señor, el otro general se giró y le dijo a Juan es usted valiente como pocos hay. Y se marcharon de la habitación recogiendo a la patrulla diciendo que no habían encontrado nada y que cerraban la investigación contra Juan.

En cuanto se cerró la puerta Ana cayó al suelo llorando a lo que le siguieron sus hijos, sin comprender exactamente porque su madre lloraba y sonreía a la vez.

5 comentarios:

  1. Hola Nacho,
    he leído tu entrada y me ha gustado mucho, aunque creo que podrías retocar ciertas cosas para que tu entrada estuviera perfecta.

    Primeramente, añadiría en los tres textos para qué edad va destinado cada texto y el título de cada texto, porqué toda obra literaria tiene un título. Después también podrías añadir una explicación en qué consiste la estrategia que vas a utilizar, por qué la realizarías para ese curso y no para otro curso.
    En el segundo texto, has empleado la estrategia de poema absurdo y después de documentarme un poco he leído el de Alberti de "Me aburro" y no tiene mucha similitud con el tuyo; creo que querías emplear otra estrategia que se llama POEMA DE PREGUNTAS, en el que los versos impares es una pregunta y el verso par una respuesta.
    En el tercer texto, cuando se refería a escribir un drama, quería decir que escribieses un teatro corto, no una historia o cuento.

    Después también me hubiera gustado que hubieses añadido distintas fotografías de los tres textos, juntamente con el libro que tú mismo has realizado, me hubiese gustado verlo para saber qué texto realizarías en formato libro y cómo lo harías.

    Espero que mis consejos te sirvan de ayuda.

    Un besito.

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  2. Hola Nacho!

    Tras leer tu entrada quería felicitarte por el trabajo y comentarte algunos detalles para que actividad mejore.

    Para iniciar la entrada, una introducción es una buena forma de sumergir al lector en el tema. Son algunas líneas sobre lo que vas a tratar. Puede usar una cita de un personaje celebre o alguna experiencia personal que atrape y cree expectación.

    Como te ha comentado Nair, antes de de cada actividad deberías explicar el recurso que has utilizado para las diferentes creaciones. Recuerda que este trabajo puede servir de ayuda a otros compañeros maestro y todo lo que sea documentar el trabajo es muy positivo.

    La primera actividad es de creación. El recurso lo has utlizado a la perfección intercambiando las actuaciones de los personajes pero el texto que has planteado no es inventado.

    En cuanto al drama, el texto carece de las características principales de un drama: no aparecen las intervenciones de los personajes (diálogos, monológos...) ni tampoco aparecen los actos en los que se divide la obra. Términos como "paredón", el tema o el contexto son poco adecuados para Educación Primaria. Por ejemplo, este fragmento:

    "En ese momento Juan se acordó de la cruz y pensó que ese era su fin, pero que tan buen fin pensaba, luchando por el motor que movía su vida."

    Desde mi punto de vista, dar una importancia vital a un elemento es poco edificante en estas edades.

    También te animo a relacionarlo con el Currículo, más en concreto con las competencias básicas para así demostrar que se puede llevar a cabo en el aula y no es una mera idea.

    Por último, una reflexión donde cuentes cómo has llevado a cabo la tarea, qué problemas te han surgido, qué modificarías o con que no estás del todo contento, así como consejos para otros docentes o puntos positivos de la propuesta; es una gran idea para finalizar el trabajo.

    Espero que te sirva para mejorar,

    Un saludo.

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  3. Bueno, Nacho, no tengo nada más que añadir a lo que te comentan tus compañeros. Ya sabes qué puedes hacer para mejorar tu entrada.

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